Los cambios en la conformación de la sociedad actual nos enfrentan a nuevos desafíos.
El espectacular crecimiento en el promedio de vida (que esperamos disfrutar todos) nos ofrece una situación donde un número creciente de ancianos sobrevive por encima de las edades consideradas normales en otras épocas y, junto con el placer de su presencia, nos plantea el problema de diferentes molestias y enfermedades propias de su edad, algunas de las cuales suelen ser altamente invalidantes, crónicas y, con frecuencia, fatales.
Es una situación que solemos asumir con resignación, como parte del costo de vivir en familia y así, hijos y hermanos suelen verse obligados a atender (sacrificando valiosa parte de su vida) enfermos crónicos que el afecto nos impide abandonar, y que exigen atención, muchísimo tiempo, gran entereza moral y suelen provocar un ruinoso costo financiero (por los gastos directos o por el tiempo que no podemos ocupar en obtener nuestro propio beneficio personal) y severas crisis familiares.
El espectacular crecimiento en el promedio de vida (que esperamos disfrutar todos) nos ofrece una situación donde un número creciente de ancianos sobrevive por encima de las edades consideradas normales en otras épocas y, junto con el placer de su presencia, nos plantea el problema de diferentes molestias y enfermedades propias de su edad, algunas de las cuales suelen ser altamente invalidantes, crónicas y, con frecuencia, fatales.
Es una situación que solemos asumir con resignación, como parte del costo de vivir en familia y así, hijos y hermanos suelen verse obligados a atender (sacrificando valiosa parte de su vida) enfermos crónicos que el afecto nos impide abandonar, y que exigen atención, muchísimo tiempo, gran entereza moral y suelen provocar un ruinoso costo financiero (por los gastos directos o por el tiempo que no podemos ocupar en obtener nuestro propio beneficio personal) y severas crisis familiares.