Una recomendación especial para aquellos que diseñan espacios para ser habitados por personas de edad es la necesidad de mantener una gran apertura mental, y gran disposición para escuchar los deseos y expectativas de nuestros clientes maduros, aceptando que sus valores y prioridades no necesariamente coincidirán con lo que los mas jóvenes pudiésemos considerar como mas convenientes.
En el gran mundo de la tercera edad, no solo deberemos atender y responder a condiciones físicas y anímicas diferentes a la de quienes estamos en la edad media, sino también a actitudes y valores que han evolucionado y pueden parecernos extraños.
Para exponerlo mejor, les mostraré el siguiente ejemplo:
Una hija quiere ser anfitriona de una fiesta de cumpleaños para su madre que cumplirá 70 años. Mamá siempre ha sido la "reina de las fiestas" y ha preparado a sus hijos grandes celebraciones para sus propios cumpleaños. Ahora Mamá, sin embargo, insiste en que ella no quiere una fiesta y dice que ni siquiera está segura que quiera celebrar ese gran día en absoluto.
¿Qué le pasa a mamá?