De BBC Mundo
En Estados Unidos se denomina generación sandwich a aquellos trabajadores entre los 40 y 59 años de edad que viven bajo el mismo techo con, por lo menos, un padre anciano y un hijo mayor de 18 años, brindándoles apoyo económico y cuidado físico y emocional.
Un reciente estudio encontró que este grupo demográfico, que acarrea con esa doble carga, ha crecido debido a la falta de recuperación económica del país que limita las posibilidades de empleo de los jóvenes profesionales y a la longevidad de los ancianos.
El Centro de Investigación Pew reveló en febrero que cada vez hay más padres aportando significativamente al sustento económico de sus hijos adultos a la vez que se encargan de las necesidades de sus padres en proceso de decrepitud.
Hay dos tipos de personas en la generación sandwich. Un grupo son aquellos adultos entre 40 y 59 años que tienen un padre de más de 65 viviendo con ellos, al tiempo que crían sus hijos menores. El otro grupo es el que asume la responsabilidad del cuidado de los padres y sostiene a sus hijos adultos mientras cursan la universidad o están desempleados.
Según los datos del Pew, mientras el primer grupo se ha mantenido estable, el segundo ha crecido de 20% a 27% de las personas de mediana edad, desde 2005. Una de las principales razones es la crisis económica global de 2008, de la cual Estados Unidos no ha logrado recuperarse.
"Los hijos adultos no pueden encontrar empleo y tiene que vivir en casa de sus padres. Ellos, a su vez, están tratando de ahorrar para su propia jubilación, sienten que ya han apoyado a sus hijos y quieren que vuelen por sí solos pero no pueden abandonarlos", dijo Lynn Feinberg, especialista en cuidado familiar de la Asociación de Personas Jubiladas de EE.UU. (AARP, por sus siglas en inglés).
La otra causal son los padres ancianos que están viviendo muchos más años con malestares de salud crónicos múltiples que requieren atención constante y compleja en casa.
Para cualquier persona que esté cuidando de un familiar o amigo cercano, los efectos financieros, emocionales y físicos son enormes. Pero para aquellos de la generación sándwich -adultos de mediana edad- las implicaciones financieras apenas se están empezando a ver, señaló Lynn Feinberg.
"Algunos tienen que retirar dinero de sus fondos de pensión, lo cual es una pésima idea, para pagar por los gastos de salud de los viejos", expresó Feinberg. "Al mismo tiempo, estos adultos enfrentan situaciones inciertas con su propio trabajo por que ya están llegando al final de sus vidas laborales".
En algunas instancias los adultos "sándwich" se ven obligados a dejar sus empleos porque el cuidado de sus padres requiere tanta atención y deben olvidarse de sus planes de retiro.
Falta de asistencia
Los ancianos viven cada vez más años.
La experta del AARP indicó que la situación se hace peor porque las instituciones públicas en EE.UU. no tienen los mecanismos para asistir a estas familias. No hay programas de cuidado ni cobertura de salud de largo plazo para los ancianos.
"La familia es la que asume la responsabilidad porque aquí no tenemos un sistema que se haga cargo, a no ser que uno esté bajo la raya de la pobreza y pueda solicitar asistencia social como medicare".
Aunque la dinámica de cada familia es diferente, Feinberg reconoce que puede haber ventajas de vivir en hogares con múltiples generaciones. Por una parte, lo jóvenes pueden asistir en el cuidado de los ancianos. Estos, a su vez, colaboran en la educación y la transmisión cultural y emocional de la familia, algo que se ha perdido en la familia nuclear moderna.
Hace un año, la BBC visitó el hogar de la familia De Anda, de origen mexicano, que vive en Sioux City, Iowa. Fue parte de un reportaje en video sobre el crecimiento de 30%, en la última década, de hogares multigeneracionales.
Marta De Anda trajo a su madre, Helena Olivares, desde México a vivir con su esposo y tres hijos. La señora Olivares ayuda en los quehaceres de la casa, cocinando, limpiando y cuidando a los nietos. Estos se nutren de sus historias y del contacto con la abuela. En las comunidades hispanas es tradicional tener tres generaciones bajo el mismo techo.
"Lo más importante de la familia es ayudarse mutuamente y el buscar estar unidos", comentó Gustavo De Anda, esposo de Marta.
De acuerdo a un sondeo de la AARP, en 2009, 49% de las familias hispanas en Estados Unidos viven en esta situación. Aunque puede parecer más una costumbre entre latinos, ellos no están exentos de las presiones económicas y emocionales que se irán acumulando a medida que la familia envejece.
"Es un asunto que tenemos que abordar como nación", advirtió Lynn Feinberg. "Cada vez vemos más personas de la fuerza laboral haciendo malabares en su trabajo, cuidando de sus padres de edad avanzada y, ahora, también brindando asistencia financiera a sus hijos adultos".
En Estados Unidos se denomina generación sandwich a aquellos trabajadores entre los 40 y 59 años de edad que viven bajo el mismo techo con, por lo menos, un padre anciano y un hijo mayor de 18 años, brindándoles apoyo económico y cuidado físico y emocional.
Un reciente estudio encontró que este grupo demográfico, que acarrea con esa doble carga, ha crecido debido a la falta de recuperación económica del país que limita las posibilidades de empleo de los jóvenes profesionales y a la longevidad de los ancianos.
El Centro de Investigación Pew reveló en febrero que cada vez hay más padres aportando significativamente al sustento económico de sus hijos adultos a la vez que se encargan de las necesidades de sus padres en proceso de decrepitud.
Hay dos tipos de personas en la generación sandwich. Un grupo son aquellos adultos entre 40 y 59 años que tienen un padre de más de 65 viviendo con ellos, al tiempo que crían sus hijos menores. El otro grupo es el que asume la responsabilidad del cuidado de los padres y sostiene a sus hijos adultos mientras cursan la universidad o están desempleados.
Según los datos del Pew, mientras el primer grupo se ha mantenido estable, el segundo ha crecido de 20% a 27% de las personas de mediana edad, desde 2005. Una de las principales razones es la crisis económica global de 2008, de la cual Estados Unidos no ha logrado recuperarse.
"Los hijos adultos no pueden encontrar empleo y tiene que vivir en casa de sus padres. Ellos, a su vez, están tratando de ahorrar para su propia jubilación, sienten que ya han apoyado a sus hijos y quieren que vuelen por sí solos pero no pueden abandonarlos", dijo Lynn Feinberg, especialista en cuidado familiar de la Asociación de Personas Jubiladas de EE.UU. (AARP, por sus siglas en inglés).
La otra causal son los padres ancianos que están viviendo muchos más años con malestares de salud crónicos múltiples que requieren atención constante y compleja en casa.
Para cualquier persona que esté cuidando de un familiar o amigo cercano, los efectos financieros, emocionales y físicos son enormes. Pero para aquellos de la generación sándwich -adultos de mediana edad- las implicaciones financieras apenas se están empezando a ver, señaló Lynn Feinberg.
"Algunos tienen que retirar dinero de sus fondos de pensión, lo cual es una pésima idea, para pagar por los gastos de salud de los viejos", expresó Feinberg. "Al mismo tiempo, estos adultos enfrentan situaciones inciertas con su propio trabajo por que ya están llegando al final de sus vidas laborales".
En algunas instancias los adultos "sándwich" se ven obligados a dejar sus empleos porque el cuidado de sus padres requiere tanta atención y deben olvidarse de sus planes de retiro.
Falta de asistencia
Los ancianos viven cada vez más años.
La experta del AARP indicó que la situación se hace peor porque las instituciones públicas en EE.UU. no tienen los mecanismos para asistir a estas familias. No hay programas de cuidado ni cobertura de salud de largo plazo para los ancianos.
"La familia es la que asume la responsabilidad porque aquí no tenemos un sistema que se haga cargo, a no ser que uno esté bajo la raya de la pobreza y pueda solicitar asistencia social como medicare".
Aunque la dinámica de cada familia es diferente, Feinberg reconoce que puede haber ventajas de vivir en hogares con múltiples generaciones. Por una parte, lo jóvenes pueden asistir en el cuidado de los ancianos. Estos, a su vez, colaboran en la educación y la transmisión cultural y emocional de la familia, algo que se ha perdido en la familia nuclear moderna.
Hace un año, la BBC visitó el hogar de la familia De Anda, de origen mexicano, que vive en Sioux City, Iowa. Fue parte de un reportaje en video sobre el crecimiento de 30%, en la última década, de hogares multigeneracionales.
Marta De Anda trajo a su madre, Helena Olivares, desde México a vivir con su esposo y tres hijos. La señora Olivares ayuda en los quehaceres de la casa, cocinando, limpiando y cuidando a los nietos. Estos se nutren de sus historias y del contacto con la abuela. En las comunidades hispanas es tradicional tener tres generaciones bajo el mismo techo.
"Lo más importante de la familia es ayudarse mutuamente y el buscar estar unidos", comentó Gustavo De Anda, esposo de Marta.
De acuerdo a un sondeo de la AARP, en 2009, 49% de las familias hispanas en Estados Unidos viven en esta situación. Aunque puede parecer más una costumbre entre latinos, ellos no están exentos de las presiones económicas y emocionales que se irán acumulando a medida que la familia envejece.
"Es un asunto que tenemos que abordar como nación", advirtió Lynn Feinberg. "Cada vez vemos más personas de la fuerza laboral haciendo malabares en su trabajo, cuidando de sus padres de edad avanzada y, ahora, también brindando asistencia financiera a sus hijos adultos".
Un comentario muy inspirador tanto para personas jóvenes como adultos mayores. La evolución demográfica hará que tanto las que sigan en sus casas como las que lo hagan en residencias geriátricas, deban plantearse cambios radicales para adaptarse. Gracias por la reflexión.
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