11 de noviembre de 2010

Geronto-arquitectura

En algunos artículos me he referido a una especialidad que todavia no existe en la Argentina, y se llama GERONTO-ARQUITECTURA. Su objetivo es precisamente de lo que tratan los temas de este blog. Y es una herramienta destinada a proyectar ambientes que faciliten la actividad e independencia de las personas ancianas, y para diseñar sus instalaciones de salud bajo criterios terapéuticos.
Confort para la vejez con diseños terapéuticos

Algunos estudios muy recientes lograron demostrar que, según sean las características de los ambientes donde se realizan tratamientos de salud, se pueden mejorar o agravar las dolencias, y las modificaciones adecuadas son fundamentales para mantener el confort y la dignidad de los enfermos.

Por ello, en algunos lugares se ha comenzado a replantear la enseñanza de la arquitectura para convertirla en un socio de la medicina en el desarrollo y aplicación de estos conocimientos para la atención de la salud de ancianos.

Por lo tanto en la geronto-arquitectura trabajamos con toda la problemática de los adultos mayores, tanto con los que disfrutan de una vida plena y saludable, y desean prolongarla bajo las mejores condiciones, como los que tienen alguna clase de enfermedad propia de la vejez, y merecen recibir el mejor paquete de respuestas para su atención.

Los adultos sanos y mayores de 65 años deben recordar que tienen una expectativa de vida de al menos veinte años mas – que es MUCHO TIEMPO – y pueden mejorar las posibilidades de disfrutarlos plenamente si toman los recaudos necesarios.

Porque aunque puedan mantener su buena salud y vitalidad, siempre habrá una inevitable declinación en su energía, equilibrio, visión y en otras funciones. Y si el entorno no se adapta para compensar esas fallas, aparecerán problemas y riesgos innecesarios.

Ese es el momento de realizar cambios preventivos. Realizar un control de las condiciones que tiene la vivienda y todos los ámbitos en que se vive para detectar los posibles problemas y neutralizarlos. Igual que con un auto, siempre es mejor reparar los frenos antes y no después del choque. Y el ejemplo es válido, porque en el largo viaje que se tiene por delante, es conveniente adoptar las mejores previsiones.

Las escaleras y baños son lugares especialmente peligrosos, pero no son los únicos. Hay que enfrentar potenciales problemas de falta de equilibrio, de movilidad, artrosis y mala visión. Ajustar sistemas y potencia de luces, altura de enchufes, diseño de picaportes y grifería, controlar los materiales de piso, amoblamientos, puertas, alarmas y sistemas de comunicación. Porque con el tiempo nos vamos acostumbrando a correr riesgos innecesarios, y sin pensarlo mucho, hasta que ocurre un problema. 

Y deben creerme. Cuando se produce una crisis, la calidad de vida se perjudica instantáneamente y muy difícilmente se recupera.

Un simple problema de movilidad, o un riesgo cardíaco pueden clausurarle para siempre el acceso al primer piso de su casa. Y en ese mismo instante perderán el dormitorio grande, el baño recién decorado, los placares con su ropa, y la tranquilidad e independencia de que gozaban.

Si no se habían tomado previsiones, no habrá otro remedio que acomodar una cama en la oficina, utilizar el pequeño bañito junto a la cocina, achicar el vestuario y resignarse a la pérdida de intimidad.

Por eso es conveniente anticipar las refacciones cuando todavía hay tiempo y tranquilidad para hacerlo. Y si descubren que su vivienda realmente no puede ser adaptada a las necesidades futuras, también tendrán la posibilidad de analizar una mudanza.

Pero esa no será una elección fácil, porque lamentablemente el mercado inmobiliario en muchos lugares (entre ellos Argentina) todavía no ha tomado conciencia de esta demanda, y hay muy pocas viviendas adecuadas para personas mayores.

Además de los clásicos inconvenientes por los escalones y baños incómodos y peligrosos, muchos departamentos suelen construirse con puertas excesivamente estrechas para poder circular con sillas de ruedas, pisos resbaladizos, ventanas pesadas o incómodas para manipular, cocinas donde no es posible trabajar sentados, tiradores y grifos inadecuados para personas con artrosis, etc.

Desde hace unos meses vengo sugiriendo a inmobiliarios y desarrolladores que comiencen a pensar en edificios especialmente diseñados para este público. Ya existen en otras partes. Tienen una gran demanda. Y hasta pueden ser una inversión muy redituable. Sólo falta que se decidan y lo impulsen en la zona.

Por otra parte, y con respecto a los problemas de salud, actualmente se dispone de toda una batería de herramientas sencillas y de bajo costo que pueden ayudar a mantener la calidad de vida de las personas durante muchos años.

La actividad física y deportiva, la actitud mental positiva y los entornos ambientales amigables que les propongo son excelentes instrumentos para prevenir o minimizar muchos problemas de salud. Y si de todas maneras éstos se presentan, también existen distintas terapias no clínicas y de probado éxito.

Pero aún así, en algunos momentos será necesario pensar en procedimientos y tratamientos clínicos. Y allí es donde comenzarán los problemas. Porque actualmente en Argentina algunas cuestiones de salud en los ancianos tienen muy pocas respuestas adecuadas.

Por ejemplo, los pacientes con trastornos mentales (cuya incidencia aumenta con la edad, y seguramente se incrementarán dramáticamente en la medida que la población promedio envejezca), no pueden ser satisfactoriamente tratados por falta de suficientes edificios e instalaciones adecuadas para esa función.

He visitado muchos, y a pesar del interés y dedicación de sus propietarios, desgraciadamente la mayoría de esos edificios están muy lejos de cumplir los parámetros que actualmente se aplican en otras latitudes.

Hace unos meses publiqué un estudio estimativo de la cantidad de enfermos de Alzheimer en la ciudad de San Nicolás. Pueden encontrarlo aquí. Estamos hablando de más de mil quinientos posibles casos

Pero sin embargo en esta ciudad aún no tenemos ni un solo centro de día para su atención, y como alivio de sus familiares. Y estas dolencias no pueden ser atendidos adecuadamente en instituciones de salud comunes. Porque no se trata solo del aspecto clínico. En esa enfermedad en especial tiene enorme importancia todo aquello del entorno del que hablé al comienzo, con espacios adecuadamente diseñados para que actúen como un complemento terapéutico. Y porque también se necesita entrenar y preparar al personal de apoyo con programas específicos

A pesar de nuestra tendencia a esperar soluciones de las autoridades, creo que ha llegado el momento de analizar si, en este tema, no deberíamos pensar en buscar nuestras propias respuestas. Me resisto a creer que, con la enorme cantidad de recursos económicos y humanos, con tantos talentos y tantos contactos, no sea posible encontrar nuestra propia solución.

Porque las enfermedades que vienen con la vejez, siguen avanzando. Y en algún momento todos vamos a sufrir sus consecuencias.

El tema es grave. Y por eso mismo requiere urgentes respuestas.
Y nuevos profesionales. 
Los GERONTO-ARQUITECTOS

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