11 de enero de 2011

¿Qué pasa en las prisiones con la 3ª Edad?

Ha habido mucha publicidad acerca de la demografía del envejecimiento global y su impacto en la economía, la fuerza laboral y las políticas gubernamentales. Sin embargo, un área que ha recibido menos atención es la del impacto en las cárceles, donde el envejecimiento de la población interna refleja la del mundo que les rodea y presenta tantos o más retos. 



Un artículo en el Daily Planet Berkeley resume el problema en los EE.UU., y los intentos de reducir el número de presos de edad avanzada, no sólo para hacer espacio para la rápida expansión en el número de criminales, sino también para tratar de atender a los mayores que sufren de enfermedad crónica.


En su programa, "Dying Inside", la agencia de noticias qatarí Al Jazeera también expone su visión sobre el envejecimiento de los reclusos en el sistema penitenciario de EE.UU. 
La población carcelaria de EE.UU. creció de 319.000 en 1980 a casi 1,5 millones en 2005. Los internos de edad avanzada representan el segmento de mayor crecimiento de las estimaciones de prisioneros. En prisiones estatales y federales, los prisioneros mayores de 55 años crecieron un 76 por ciento entre 1999 y 2008, último año disponible, de 43.300 a 76.400, en tanto que el crecimiento de la población carcelaria total creció sólo el 18 por ciento en ese período.

Las estimaciones federales y estatales sugieren que esta población representa actualmente un 33%, lo que refleja el envejecimiento general de la población reclusa, lo que ha creado nuevos desafíos.

Los internos tienden a envejecer más rápido que los miembros de la población en general, en promedio de 7 a 10 años mas que su edad cronológica. El estrés contribuye a un envejecimiento acelerado. Los reclusos de más edad tienden a desarrollar problemas de salud relacionados con la edad con anticipación. El Instituto Correccional Nacional informa que la artritis, la  hipertensión, úlceras, problemas de próstata y el infarto de miocardio están entre las enfermedades crónicas más comunes entre los internos de edad avanzada. La diabetes, la hepatitis C y el cáncer también son comunes. El alojamiento en general y la protección contra los delincuentes más jóvenes también aumenta el costo de los reclusos ancianos.

Algunos profesionales, académicos y legisladores están considerando incluso si algunos reclusos de mayor edad deberían ser liberados a través de programas médicos (los llamados de vida asistida) y los programas de liberación anticipada. Como principio de una regla general, la gente se vuelve menos peligrosa a medida que envejece. En los varones, el mayor descenso de la reincidencia se produce en torno a los 30 años y tiende a seguir cayendo.


"Las cárceles no están orientados a las necesidades y vulnerabilidades de las personas mayores. En el entorno de la prisión, hay una serie de tareas físicas únicas que se deben realizar todos los días con el fin de mantener su independencia ", según Brie Williams, MD, un geriatra del San Francisco VA Medical Center.


La American Civil Liberties Union estima que en los presos adultos mayores - el segmento de mayor crecimiento de la población carcelaria, en gran parte debido a leyes con penas muy duras – el encarcelamiento cuesta unas tres veces más caro que con los reclusos más jóvenes. ACLU estima que cuesta alrededor de U$A 72.000 un anciano preso durante un año, en comparación con los U$A 24,000 que representa un preso más joven.


Y esto es un problema internacional. 


Las prisiones japonesas se enfrentan al crecimiento de su población carcelaria de edad avanzada. El número de prisioneros japoneses de 60 años o mayores de esa edad se ha duplicado en la última década a más de 10.000. Las personas mayores representan actualmente el 16 por ciento de los internos de la nación. Aunque  en Japón la tasa de delincuencia sigue siendo relativamente baja, el aumento en la delincuencia de los ancianos es otra señal de las tensiones sociales y económicas de la nación.


Un piso entero de la prisión Onomichi se ha convertido en la sala geriátrica de un plan piloto, cerca de la ciudad de Hiroshima. El gobierno también ha invertido $ 100 millones para construir instalaciones más grandes en tres cárceles de todo el país, y se han previsto más. 


La mayoría de los reclusos han sido condenados por robos reiterados, lo que refleja las presiones financieras y la falta de apoyo familiar a que se enfrentan muchos japoneses mayores de edad en medio de una recesión económica prolongada y del desgaste de la cohesión social. Alrededor de la mitad son reincidentes, incluidos muchos que roban para quedar atrapados y regresar a la relativa seguridad de la cárcel, donde por lo menos tienen garantizado un refugio – aunque espartano - y tres comidas al día, así como un baño dos veces por semana.


Como se ha señalado, este es un problema internacional al que se enfrentan los países de todo el mundo. Tómese su tiempo para leer el artículo ¿Qué están haciendo en su país para hacer frente a la creciente población de presos ancianos? 

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