24 de junio de 2011

¿Qué hacer con las prostitutas de la 3ª Edad?


Roberto Martinez (De10.mx)

Zona de estar. Foto de Benedict Desrus
En 2006, en México, y a iniciativa de un grupo de trabajadoras sexuales en situación de calle de la tercera edad, surgió un proyecto único en el mundo. Este conjunto de mujeres buscó el apoyo de feministas entre las cuales estaban Jesusa Rodríguez, Elena Poniatovska y Martha Lama para solicitar un lugar donde vivir.

El entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, aprobó el proyecto e hizo las gestiones necesarias para poder tener la casa y crear el albergue. 
Originalmente se pensaba que la casa iba a poder ser administrada por las mismas trabajadoras sexuales, pero al ser un proyecto único, el cual funcionaría en base a prueba y error, no era viable que ellas lo guiaran por posibles conflictos de intereses.


Las habitantes de la casa son en general un grupo complicado de manejar, ya que algunas de ellas son conflictivas, agresivas y difícilmente pueden convivir debido a que no tienen lazos afectivos entre ellas ni familiares. En la casa se imparten talleres de no violencia, derechos humanos, recreativos y culturales. Se proporciona atención médica, psicológica, comida y albergue.


Una de las razones por las que las mujeres se han acercado a Casa Xochiquetzal es que se encuentran enfermas y en una situación vulnerable y de calle, donde su principal preocupación es poder tener una muerte digna. Y ese es otro de los objetivos del proyecto.

Actualmente son 30 mujeres las que habitan en el inmueble, el cual tiene una capacidad física de refugiar a, aproximadamente, 50 personas. Sin embargo, han comprobado que lo más óptimo para que el proyecto funcione adecuadamente y sin problemas de convivencia, es tener sólo 30.


También, hay un grupo  de mujeres que asisten a la casa de forma ambulante, es decir, van todos los días sólo a desayunar, comer y cenar, además de recibir otros servicios como lo son de identidad. Pues hay mujeres que a sus 80 años no se han registrado y por lo tanto no tienen acta de nacimiento. En un principio, el plan era recibir mujeres a partir de 60 años de edad, pero debido a la situación actual, vieron la necesidad de bajar la edad de admisión a 55 años.

La naturalidad del proyecto hace complicado recibir los donativos, las personas a veces no ven como positivo el proyecto. "Muchas veces cuando les cuentas a la gente de éste, te dicen que para qué se dedican a eso, pues que se pongan a hacer otra cosa. Cuando no saben que muchas de ellas, la mayoría, fueron vendidas cuando tuvieron siete u ocho años. Se casaron y después el marido las puso a trabajar. Eso las convierte en víctimas y ahora, pues en sobrevivientes"

El principal problema que tiene el proyecto es el presupuesto, ya que hay que comprar medicamentos, comida, transporte para llevar a las mujeres al médico, pues la casa no cuenta con vehículos particulares. Además de invertir en otros gastos corrientes del día a día.

Cabe señalar que, la evolución en las residentes ha sido paulatina: "Son personas que no están acostumbradas a tener límites. Reglas, como bañarse todos los días. Sin embargo, cuando empiezan a probarlo, se puede notar que difícilmente vuelven a descuidar su persona.".

Entre los logros de esta institución está el hecho de que la mayoría de sus "inquilinas" has dejado la prostitución por voluntad propia. Se percatan que lo eran, por no tener otra opción ya que no saben leer y escribir

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