12 de febrero de 2012

Pautas antropológicas para el diseño

Del libro Antropología del Espacio, de Edward Hall

El espacio fijo es una de las formas básicas de organizar las actividades de individuos y grupos e incluye tanto manifestaciones materiales como proyectos ocultos, internalizados, que gobiernan la conducta mientras el hombre se mueve sobre Tierra.

Los edificios son una expresión de pautas de carácter fijo; asimismo se los agrupa y se los subdivide interiormente según diseños determinados por la cultura. La disposición de aldeas, poblaciones, ciudades y la campiña intermedia, no es azarosa, sino que sigue un plan que cambia según el tiempo y la cultura.


Incluso el interior de la casa occidental esta organizada espacialmente. No solo hay cuartos especiales para funciones especiales (preparación de alimentos, comer, esparcimiento y socialización, descanso, recuperación y procreación) sino también para el saneamiento. Si como a veces sucede, los artefactos o las actividades asociadas con un espacio son trasladados a otro espacio, este hecho resulta inmediatamente evidente.



Las personas que “viven en desorden” o en constante estado de confusión son aquellas que no logran clasificar las actividades y artefactos según un plan espacial uniforme, coherente o predecible. En el extremo opuesto de la escala se encuentra la línea de montaje, una organización precisa de objetos en tiempo y el espacio.

En realidad, la disposición interna de la casa que todos conocemos es bastante reciente. Los cuartos no tenían funciones fijas en las casas europeas hasta el siglo XVIII.

Los miembros de la familia no tenían una vida privada tal como hoy la conocemos.

No había espacios sagrados o especializados. Los extraños entraban y salían a voluntad, mientras las camas y las mesas eran puestas y sacadas según los humores y apetitos de los ocupantes. Los niños eran vestidos y tratados como pequeños adultos. No sorprende que el concepto asociado con él, la familia nuclear, debiera esperar a la especialización de los cuartos de acuerdo con la función y la separación de los cuartos entre sí.

En el siglo XVIII, la forma de las casas fue alterada.

En francés, “chambre” (dormitorio), fue distinguido de “salle” (sala). En inglés, la función de un cuarto fue indicada por su nombre: bed room (habitación de dormir), living room (habitación de estar) y dining room (habitación de comer). Los cuartos eran ordenados a fin de que se abrieran a un corredor o hall, así como las casas daban a una calle. Los ocupantes ya no pasaban de un cuarto a otro. Aliviada de la atmósfera de gran galpón y protegida por nuevos espacios, la pauta familiar comenzó a estabilizarse y fue expresada además en la forma de la casa.

Lewis Mumford observa que la trama uniforme de nuestras ciudades hace que los extranjeros se encuentren tan cómodos como los habitantes más antiguos. Los norteamericanos que se han habituado a depender de esta trama a menudo se sienten frustrados y les resulta difícil sentirse cómodos en las capitales europeas que no siguen este plan simple. Los que viajan y viven en el exterior se pierden con frecuencia.

Tradicionalmente, los arquitectos se preocupan por las pautas visuales de las estructuras: Lo que se ve.
Ignoran casi por completo el hecho de que las personas llevan consigo internalizaciones de espacio de carácter fijo aprendidas tempranamente en sus vidas.

Como dijo uno de mis entrevistados: “Puedo soportar casi cualquier cosa mientras tenga cuartos amplios y techos altos. Fui criado en una vieja casa y nunca pude acostumbrarme a algo diferente”.

Pero estamos construyendo altas casas de departamentos y enormes edificios para oficinas sin comprender las necesidades de sus ocupantes.

Mientras nuestra tecnología progresa vertiginosamente, el aire acondicionado, la iluminación fluorescente y el aislamiento del sonido permiten diseñar casas sin consideración por las pautas tradicionales de puertas y ventanas. Las nuevas invenciones a veces dan lugar a grandes cuartos semejantes a graneros.
Geriátrico Santa Rita, del Arq. Manuel Ocaña. (Ciutadella - España )
Acrílicos blancos y paredes translucidas y luminosas que hacen sentir a sus ocupantes
como personajes de "2001, Odisea del Espacio"

Por eso, en el momento de proyectar construcciones para la tercera edad, debemos tener MUY EN CUENTA estos aspectos, porque ese condicionamiento espacial es muy fuerte y virtualmente inamovible entre personas ancianas. Y los cambios suelen producir intensas sensaciones de displacer y rechazo.

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