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La esperanza de vida explica sólo una parte de esta brecha, pues las mujeres tienden a vivir más y casarse con hombres mayores que ellas, por lo que son más propensos a ser viudas. El otro factor, sin embargo, es que "los hombres son mucho más propensos a volver a casarse que las mujeres," dijo un investigador. Con 2,55 mujeres por cada hombre entre los solteros mayores de 65 años y 3,27 mujeres solteras por cada hombre no casado a los 85 años, "un hombre que quiere volver a casarse tiene una oferta muy grande." A edades más avanzadas, estas diferencias pueden tener repercusiones significativas.
Considere la posibilidad de arreglos de vivienda. Entre las personas mayores de 75 años, señala el informe, el 23 por ciento de los hombres viven solos. Para las mujeres, la cifra es dos veces más alta.
Las personas sanas y solventes pueden arreglarse por su cuenta, por supuesto. A los hombres no les va bien vivir solos. Las mujeres, por el contrario, prosperan. Ellas van a los espectáculos, viajan, juegan a las cartas. Y muchas mujeres solteras mayores no se enfrentan a dificultades económicas. Las mujeres que luchan con la carga financiera o el aislamiento social, por el contrario, podrían beneficiarse de estar en pareja.
La investigación ha demostrado un beneficio para la salud por el matrimonio, también. El divorcio y la viudez son terribles para la salud. Los hombres mayores pueden ser los más afectados, porque las mujeres son las expertas en salud dentro de las familias, las que organizan citas con el médico y controlan los medicamentos y dietas. Cuando los hombres pierden eso, sufren las consecuencias en su salud.
Pero las mujeres mayores sufren, también. Las dificultades económicas son malas para su salud, y, de nuevo, las mujeres solteras llevan la peor parte de eso. Siempre había asumido que la presencia desproporcionada de población femenina en los hogares de ancianos resultaba de la longevidad. Pero tal vez las mujeres llenan los hogares de ancianos no sólo porque están enfermas y necesitan atención, sino también porque son más propensas a permanecer solteras.
Los pacientes solteros enfermos del Mal de Alzheimer, por ejemplo, entran en los hogares de ancianos significativamente antes que los casados, según un estudio norteamericano dirigido por Susan Miller, gerontóloga y epidemióloga de la Universidad de Brown.
Sabemos también, que muchos matrimonios no son idílicos, y que la propia tensión matrimonial tiene un peaje en la salud de las personas de edad avanzada. Por otra parte, las mujeres mayores tienen un arma no tan secreta: los lazos sociales más fuertes. Esos grupos de lectura y amistades valen la pena. Las mujeres tienen más cercanía, confiando en sus relaciones, y son excelentes para cuidar su salud, mental y físicamente. Las mujeres también tienden a estar más cerca de sus hijos adultos.
Pero los cambios en las relaciones pueden eventualmente torpedear muchas de estas diferencias de género y de pareja. La tasa de divorcio entre los mayores de 50 años, conocido como "divorcio gris," se ha duplicado desde 1990, por ejemplo. Dado que los divorciados tienen más probabilidades de volver a casarse o cohabitar que los viudos, podremos ver un menor porcentaje de adultos mayores que vivan solos en los próximos años.
Una serie de otros cambios socioculturales, también podría desempeñar un papel, tal como la gestación de hijos a mayor edad. “Hemos visto cambios tectónicos en el cuidado de la salud, en las creencias acerca de lo que constituye la familia", dijo John Cagle, profesor de trabajo social en la Universidad de Maryland, Baltimore, quien ha estudiado el estado civil en los adultos mayores. "Estamos en un proceso de cambio."
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