7 de septiembre de 2016

Co-vivienda (co-housing) Una antigua idea cuyo tiempo ha llegado

Marian Van Court

En 1516, Sir Thomas More publicó su ahora famosa obra, Utopia. Una de sus recomendaciones fue que las viviendas fueran construidas para grupos de unas 30 familias para crear pequeñas aldeas que compartieran instalaciones comunes, comidas, y cuidado de los niños.

Imagen característica de un conjunto de co-viviendas
Esta idea ha sido considerablemente expandida recientemente y puesta en práctica en lo que ha sido llamado "bofaellsskaber" en Europa continental, y “co-housing” en el mundo angloparlante. Las comunidades de co-vivienda aparecieron primero en Dinamarca a finales de 1960, y la idea se expandió a una serie de otros países europeos, así como a los Estados Unidos y Canadá. Hoy en Europa, existen varios miles de comunidades de co-vivienda, y miles más en Norteamérica.

La co-vivienda llegó a existir porque las personas se volvieron insatisfechas con el aislamiento de la típica casa suburbana o departamento urbano, pero querían evitar el extremo opuesto de la vivienda común. Querían privacidad, pero no alienación y soledad. Querían ser parte de una comunidad, pero mantener su independencia y derecho a no participar. Querían un entorno seguro, saludable, y estimulante en el cual criar niños, o envejecer en buena compañía.

¿Qué es la co-vivienda? 

La palabra danesa para co-vivienda, bofaellsskaber, se traduce como “comunidades vivas”. En pocas palabras, co-vivienda es la que está organizada de tal manera de crear una comunidad natural, al igual que las aldeas en que nuestros ancestros vivieron por miles de años.

Existen muchas variaciones en el tema de la co-vivienda. Un proyecto de co-vivienda fue construido dentro de una fundición de hierro abandonada, otro fue creado en un edificio de apartamentos de gran altura. En un barrio de Toronto, seis familias derribaron las cercas de sus patios traseros y comenzaron a compartir equipo de jardinería, a comprar a granel, y a cenar juntos varias noches cada semana. Algunas comunidades de co-vivienda tienen tan sólo 4 familias, algunas hasta 80 (aunque esta última está subdividida en grupos más pequeños). Sin embargo, existen varios elementos esenciales que la mayoría de las comunidades de co-vivienda tienen en común.
  • Residencias unifamiliares auto suficientes.
  • Una casa común para actividades grupales.
  • Participación de los residentes en la toma de decisiones sobre cuestiones que afectan al grupo.
La mayoría de las co-viviendas están situadas en las afueras de un área metropolitana donde muchos residentes trabajan. Una disposición típica es en grupos de casas de ciudad de dos pisos construidas en una forma ovalada rodeando un patio público, junto con un gran edificio de propiedad colectiva al final – la casa común – usado para cenas y otras actividades grupales.

Patio para juego de niños, huerta comunitaria, se pueden desarrollar muchas ideas.
El complejo provee hogares para unas 25 familias de varias composiciones – parejas con hijos, padres solteros con hijos, parejas ancianas, y solteros. Las casas pueden variar de uno a cuatro dormitorios. Cada casa está diseñada para ser autosuficientes, y cada cocina está completamente amoblada. La puerta frontal se abre hacia el patio público con un patio semi-privado para cada familia habitante, y la puerta trasera se abre hacia el exterior a un patio privado, y luego el estacionamiento. Esta disposición crea un ambiente de pueblo donde, en el curso de las actividades ordinarias del día a día, los residentes inter actúan naturalmente y llegan a conocerse unos a otros.

La casa común

La casa común es el centro de la actividad social, donde la gente puede platicar con sus vecinos, y jugar deportes de interior, y, más importante, cenar. La comida de la tarde es la principal tarea colectiva. La mayoría de las comunidades de co-vivienda sirven la cena en la casa común cada noche a la mayoría de los residentes. Hay varias ventajas prácticas sustanciales de las cenas comunales por sobre las cenas individualmente preparadas, tanto en términos de tiempo como de dinero. Comprar comida a granel es mucho más barato, y un gran esfuerzo dedicado a preparar una cena común una vez al mes para todos es mucho menos problema que cada familia saliendo de compras, cocinando, sirviendo, y cocinando independientemente cada noche. Dos adultos y dos niños pueden trabajar juntos por varias horas una vez al mes para preparar una comida para todos, y limpiar después. Esto les da derecho a cenas de bajo costo y libres de trabajo por todo el resto del mes. “No tengo que cocinar todas esas otras noches”, exclamaba una mujer residente alegremente. “¡Puedo simplemente llegar a las 6 p.m. para una cena hecha como en casa!”.

Casi todas las comunidades de co-vivienda eligen incluir los siguientes elementos básicos en su casa común, en orden de prioridad:
  • Una cocina común que es conveniente para el uso por varios cocineros al mismo tiempo con la capacidad para preparar comidas regularmente para la mayoría de la comunidad, y ocasionalmente para toda la comunidad, más invitados.
  • Una zona de comedor y espacio de reunión, capaz de dar asiento a la mayoría de los residentes regularmente y a todos los residentes, más invitados, ocasionalmente.
  • Una zona de juego para niños visualmente conectada, pero acústicamente aislada, de la zona de comedor (cuando las co-viviendas son de tipo inter-generacional)
  • Sitio para recoger el correo, con una tabla de anuncios.
Muchas comunidades de co-vivienda también incluyen áreas de bodegaje, una sala de lavandería, una zona de estancia para adultos, cuartos de invitados para amigos visitantes y miembros de la familia, espacios de oficina, y otros espacios de uso especial en la casa común.

Cuestiones prácticas

Financieramente, ser dueño de una casa en una comunidad de co-vivienda es como ser dueño de un condominio, donde cada familia es dueña de su propio hogar, más una participación en las instalaciones comunes. En Europa, los complejos de co-vivienda existentes son altamente apreciados ya que los compradores reciben los beneficios, sin todo el trabajo de desarrollo involucrado en encontrar un sitio y construir en él. Se intenta estandarizar tanto como sea posible durante la fase de construcción – no personalizar – para mantener bajos los costos. La facturación en complejos de co-vivienda es menor que en viviendas convencionales, y la apreciación (en caso de venta) es considerablemente mayor, ya que se consideran lugares deseables para vivir.

Niños

En las viviendas convencionales, los padres tienden especialmente a sentirse aislados y estresados. Si una pareja decide salir a ver una película, por ejemplo, o si la mujer desea salir de compras, lo que antes era una simple acción se convierte repentinamente en un compromiso mayor cuando niños pequeños están involucrados, requiriendo encontrar niñeras, ir a buscarla, pagarle, y llevarla a su casa de vuelta. Usualmente esto debe ser planeado mucho antes para trabajar tranquilamente, por lo que hay poca oportunidad para la espontaneidad. En contraste, la red social que se desarrolla naturalmente en la co-vivienda permite a los padres tomar tiempo lejos de los niños al momento. Como un residente explicaba, “Cuando tienes niños, pierdes un poco de tu libertad. Mudarte a una co-vivienda es recuperarlo”.

Niñeras potenciales siempre hay alrededor. Los niños encuentran compañeros de juego fácilmente. El patio público hace un refugio seguro para los niños donde las madres pueden mantener un ojo sobre ellos. El crimen es virtualmente inexistente porque todos conocen a sus vecinos, y un extraño será reconocido inmediatamente. Los autos son estacionados afuera con seguridad, en la periferia del complejo.

Otro residente explicaba esto así: Nunca nos preocupamos de encontrar niñeras porque sabemos que podemos depender de alguno de los vecinos – y los niños están muy cómodos quedándose con ellos. Los niños mayores pueden simplemente quedarse en casa porque tienen vecinos para llamar si tienen algún problema. Los niños parecen prosperar en este entorno.


Como un residente de co-vivienda dice: Aquí hay condiciones favorables para los niños – socialmente, psicológicamente y educacionalmente. Están expuestos a muchos más intereses y estímulos que lo usual… También tienen un fuerte sentido de identidad. Aquí no son anónimos; y como los niños de cualquier aldea, saben que existe un lugar donde son reconocidos y tienen un sentido de pertenencia. Esto mejora su auto-confianza.

Instalaciones compartidas: más cosas, precio más bajo

Mientras que pocas personas considerarían renunciar a la propiedad privada de sus casas, autos, o posesiones personales, siempre habrá un gran número de artículos impersonales que la gente necesita ocasionalmente que bastante razonablemente podrían ser comprados colectivamente.

Ejemplos: salas de invitados para amigos y familias visitantes, campos de fútbol, talleres, piscinas, casas de árbol, cancha de tenis, máquinas de ejercicios, y jardín. En las viviendas convencionales, la familia debe pagar la cuenta por todo, o prescindir. La co-vivienda hace posible ser dueño colectivamente de estos artículos (a veces necesarios), a una fracción del costo.

¿Quiénes son estas personas?

Prácticamente todos en las co-viviendas participan al menos en un comité, y la mayoría de las personas asiste a por lo menos algunas de las reuniones. La alternativa a asistir a las reuniones es no tener impacto en cómo son dirigidas las cosas, y dejar las decisiones a otros que podrían – o no podrían – ver las cosas de la misma manera. El punto es que en este entorno, a diferencia de una típica casa suburbana o apartamento urbano, la absoluta falta de participación puede tener sus costos.

La gente que elige las co-viviendas es un interesante puñado auto-seleccionado. Tienden a ser bien educados, con un amplio rango de intereses, a menudo activos en asuntos locales como la política o el consejo escolar. También tienden a ser predominantemente profesionales, que a menudo trabajan en casa, con ingresos más altos que el promedio, de ascendencia europea, que van desde los treinta hasta la edad de jubilación, y políticamente un poco a la izquierda del centro.

Cuando se les pregunta qué es lo que les atrae más de las co-viviendas, responden que les ofrece seguridad y protección; un lugar ideal para criar niños; flexibilidad y la opción en cosas tales como comidas y socializar; ahorros tanto en términos de dinero como de tiempo; y mayor control de sus vidas.

Las co-viviendas no son para cualquiera. Probablemente no sería un ambiente agradable para personas extremadamente introvertidas o que no les gustan los niños. Los choques de personalidades son inevitables en cualquier empresa grupal, y en comunidades pequeñas, tendrían más impacto que en las más grandes, donde es más fácil para dos personas simplemente evitarse entre sí. En comunidades pequeñas, si el desacuerdo es grave, una de las partes puede decidir mudarse.

Co-viviendas del Siglo 21

En el futuro, los proyectos de co-vivienda podrán cada vez más estar organizados en torno a un principio unificador – por ejemplo, residentes de avanzada edad, vegetarianos, ambientalistas, artistas, músicos, escritores, científicos, y aquellos con alguna específica filosofía religiosa o política. Las personas que estén comprometidas con alguna creencia religiosa o política pueden empoderarse mediante la unión de fuerzas con otros que tengan las mismas convicciones. Cuando las personas se reúnen con quienes comparten las mismas creencias e intereses, despierta la imaginación y se fomenta la colaboración, y el tipo de comunicación profunda que hace que la vida valga la pena. Toma lugar un único e invaluable “fermento” que resulta en trabajo creativo original.

Conclusión

Más allá de compartir instalaciones comunes, cenas, y cuidado de los niños, las co-viviendas tienen poco más en común con la Utopia de Sir Thomas More. No es sorprendente, sin embargo, que las comunidades de co-vivienda tengan un fuerte parecido con las aldeas tradicionales del pasado. Las co-viviendas ofrecen mayores ventajas de tiempo, dinero y conveniencia por sobre las viviendas convencionales del Siglo 21, particularmente para padres e hijos, lo que probablemente da cuenta de su marcado crecimiento alrededor del mundo, a pesar del muy considerable problema y costo de comenzar tales tareas desde cero y verlas a lo largo de su terminación.

En suma a las ventajas prácticas, las co-viviendas parecen haber tocado una fibra emocional porque ofrecen un equilibrio más natural entre la autonomía y la comunidad. Y son ampliamente recomendadas como propuesta para adultos mayores, para envejecer en compañía.

En lo personal trabajo con un equipo de personas calificados para dar asesoramiento y proyectar exitosamente conjuntos de co-viviendas. Si tiene interés en este tipo de emprendimiento, no tema en hacer una consulta. Lo atenderemos con gusto.

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