15 de diciembre de 2009

Alzheimer


No se trata de una enfermedad en sí, sino un grupo de signos y síntomas producidos por un deterioro neurológico. Consiste en una atrofia cerebral progresiva que afecta las áreas del pensamiento, la memoria y el lenguaje, lo que malogra en la persona su función ejecutiva, la toma de decisiones y el manejo de las actividades de la vida diaria.
El aumento en la expectativa de vida eleva el número de casos, sin que existan tratamientos para mitigar esta dolencia, lo que la convierte en un problema de salud pública.


Los síntomas se agrupan según tres etapas —temprana o leve, intermedia o moderada, y tardía o severa—, proceso que dura unos diez años. Los especialistas de la Asociación Lucha contra el Mal de Alzheimer (ALMA) destacan que esta división sirve como guía para comprender el progreso del mal, para ayudar a los cuidadores a estar alerta a problemas potenciales y planificar las tareas futuras.
En todos los períodos pueden aparecer cortos momentos de lucidez, y la memoria afectiva permanece en ellos. "El paciente no sabe si es el hermano o el tío, pero tiene la sensación de familiaridad", señala el doctor Ricardo Allegri, presidente del Comité Científico de ALMA.
El patólogo y psiquiatra alemán Alois Alzheimer (1864-1915) presentó la descripción de esta enfermedad el 4 de noviembre de 1906 en una reunión científica. Detalló el caso de una paciente, identificada como Auguste D., cuya evolución siguió desde 1901 hasta 1906, cuando murió. En la autopsia, vio que el cerebro había sufrido atrofia de la corteza, placas y ovillos fibrilares, que recién en los 90 se determinó son causadas por proteínas anormales.
Durante medio siglo hubo pocos avances, pues se la consideró una enfermedad de la juventud, o bien parte del proceso de envejecimiento normal. En los 70 se asumió que afecta sobre todo a las personas mayores, y se la reconoció como un proceso patológico.

El interés por conocer el Alzheimer creció en los 80, al comprobarse que constituye la forma más frecuente de demencia en adultos. Se calcula que en la Argentina la padecen unas 315.000 personas, cifra que se duplicaría en 2020. En todo el mundo hay 18 millones de afectados, y se estima que en 2040 llegarán a 81 millones.

El Alzheimer constituye un grave problema médico y social, debido al elevado costo humano y económico que genera en la sociedad. No sólo aqueja a los pacientes, sino que también desgasta a sus familiares, quienes por lo general son sus cuidadores, al menos hasta la etapa severa, en que la mayoría de los enfermos deben ser internados.

Un estudio liderado por el doctor Allegri, publicado este año en la revista International Psychogeriatrics, reveló que en nuestro país los costos directos generados por la enfermedad en la fase leve ascienden a 3.420 dólares anuales.
La suma se eleva a 9.657 dólares en el estadio severo, y a 14.447 dólares si el paciente está institucionalizado. "Esto no incluye las horas que el allegado deja de trabajar para cuidarlo", observa Allegri.
La Ley 24.901 de Discapacidad otorga a los pacientes con Alzheimer el derecho a la cobertura del 100% de la medicación y demás aspectos del tratamiento que indique el profesional (kinesiología, gastos del cuidador y de enfermería, pañales). Es preciso tramitar el certificado de discapacidad.

Deben cubrirlo las obras sociales, prepagas y/o el Estado nacional, en el caso de los pacientes sin cobertura. Sin embargo, muchas no lo hacen, lo que obliga a los familiares a recurrir a la Justicia.

Esto se obviaría si el Alzheimer estuviera incluido en el Plan Médico Obligatorio.

2 comentarios:

  1. Esa fotografía es terrible, y me recuerda mucho a mi madre, en los ultimos tiempos de su enfermedad. Pero se queda corto en el calculo de gastos. A nosotros su atención en los últimos tiempos nos representaba algo mas de mil dólares mensuales. Y nos destrozó la salud propia y equilibrio familiar. Si puede hacer algo para aliviar esos problemas, cuente con todo mi apoyo.

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  2. Gracias por su comentario, Anónimo. Existen instituciones que pueden dedicarse a aliviar el sufrimiento de la familia y conservar la mejor calidad de vida en los enfermos. Son los hogares de día para Alzheimer, y tambien se pueden construir Residencias específicamente diseñadas para personas con trastornos mentales. Pero hay que despertar conciencia en la opinion pública y las autoridades.

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