Como mencionara en entradas anteriores, cada día se hace mas necesario profundizar en diseños y conceptos de construcción nuevos, para enfrentar los cambios que se producen en la sociedad. Y entre esos nuevos conceptos, he hablado de las instituciones para los cuidados paliativos en la etapa final (hospice - en inglés).
Acabo de visitar uno de estos nuevos emprendimientos, en la ciudad de Buenos Aires. Es un moderno edificio construído exclusivamente para la atención paliativa de enfermos desahuciados de cáncer. Y si bien no es un tema específico de este blog - que prefiere centrarse en las posibilidades y conveniencias de la vida en la tercera edad - es una excelente oportunidad para mencionar algunas alternativas en el final de la misma.
Los enfermos terminales suelen tener un período de sobrevida de varios meses, durante el cual ya no es necesaria su atención en clínicas de salud, porque están mas allá de las posibilidades de recuperación que ofrece la medicina, pero en su trecho final pueden sufrir agudos dolores que es imprescindible aliviar, al tiempo de ofrecerles condiciones dignas para sus últimos momentos.
Con ese objetivo específico, una importante fundación argentina organizó y construyó este edificio, dirigido por una notable profesional especializada en oncología y medicina paliativa, con excelentes servicios (habitaciones con baño individuales, aire acondicionado independiente, televisores de plasma, monitoreo permanente con cámaras de video, atención especializada, dietas y medicinas, y servicios de yoga, meditación, ken shiatzu, masajes, arte, etc. como terapias complementarias.)
Sin embargo tropezó con el grave inconveniente que las actuales normas habilitantes de salud están elaboradas hace casi medio siglo, por lo que este tipo de establecimientos, simplemente ESTAN FUERA DE TODA CATEGORIA.
Me comentaba su directora las tremendas esperas e interminables gestiones necesarias para conseguir una mísera "Habilitación provisoria", que está a punto de vencer, y donde deberá duplicar esfuerzos para conseguir la tan ansiada "Habilitación definitiva", aprobaciones que, en nuestra Argentina actual, dependen exclusivamente del humor de los funcionarios de turno, con un enorme margen discrecional. Por lo que todos ruegan que, en el proceso, ese funcionario no sea reemplazado, pues entonces seguramente sería necesario reiniciar todo el trámite, bajo las nuevas reglas que impondría su continuador.
Como sea. Es un avance. Y un verdadero placer el recorrer esas instalaciones modernas, inteligentemente diseñadas. Con respeto y amor por los ancianos pacientes. Espero (y esperemos) encontrar mas instalaciones y personal con estas inquietudes.
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