Por Elizabeth Brawley
La obesidad es un trastorno que alcanza dimensiones epidémicas en el mundo desarrollado. Se estima que el 30 por ciento de la población mayor de 65 años, presenta problemas de sobrepeso u obesidad.
La obesidad no suele aparecer en edades tardías de la vida y es, en la mayoría de los casos, una situación iniciada en décadas anteriores. Sin embargo, la prevalencia de la obesidad aumenta con la edad, por lo que la población mayor de 65 años suele duplicar el porcentaje general que tiene la población.
Por otra parte el peso tiende a aumentar y la masa muscular a disminuir con el paso de los años, sobre todo en las personas sedentarias (Se estima que por cada década de la vida el gasto energético diario de una persona disminuye unas 150 kcal). De esta manera, la edad también afecta de manera negativa a la composición corporal, aumentando el porcentaje de grasa de forma notable. Por todo ello, la persona obesa en su tercera edad manifiesta de forma paradigmática las complicaciones derivadas del exceso de grasa y suele ser un paciente pluripatológico.
Este no es un blog dedicado a la medicina y las enfermedades, por lo que dejaré a un costado el análisis de los problemas de salud y sus tratamientos. Pero desde el punto de vista funcional, en la obesidad hay cuestiones que sí importan en el diseño.
Los ancianos obesos tienen el doble de probabilidad de sufrir alguna discapacidad comparados con las personas de peso normal. Y para una persona mayor, sufrir obesidad implica que es mucho menos propensa a poder caminar hasta la puerta de su casa o levantar una canasta del almacén. Podrán parecer problemas menores, pero la capacidad para manejarnos en la vida diaria es central para conservar calidad de vida con independencia a medida que envejecemos.Y debemos preguntarnos lo básico: ¿Pueden levantarse solos de una silla, del suelo, o vestirse?
Y en estas cuestiones, las tablas y dimensiones previstas en los manuales para discapacitados SUELEN SER INSUFICIENTES, porque aquí, como en casi todas las normas, suele considerarse la situación de un discapacitado joven, el que si bien debe utilizar silla de ruedas, tiene torso y brazos fuertes, y por lo tanto no suele tener inconvenientes en utilizar las barras de apoyo reglamentarias previstas en los baños para utilizar el inodoro, o la ducha.
Pero un anciano con sobrepeso, y en especial una anciana, mucho mas débil, están virtualmente impedidos de utilizar esos auxilios, y normalmente deben requerir los auxilios de un acompañante. Quien, por supuesto, necesita su propio espacio físico. Y además requiere espacio adicional para poder mover a su paciente obeso y débil. Un espacio que con frecuencia no existe, porque las dimensiones normales en los baños de discapacitados no suelen tener en cuenta esta situación.
Por lo tanto, y aunque las normas suelen recomendar 45 cms de distancia entre el inodoro y la pared, si nuestros usuarios pueden ser ancianos obesos con discapacidad, recomiendo duplicar esa distancia, llevándola hasta los 90 cms. en al menos un lado para permitir el trabajo de un colaborador en el acto de transferirlo desde la silla de ruedas. Y ya que estamos en el tema, no estaría mal que el diseño incluyera un asiento de inodoro con mayores dimensiones que el estándar para facilidad y comodidad de las personas con peso superior a los 150 kilos. Un “detalle” que, aparentemente, todavía no ha merecido la atención de nuestros diseñadores industriales. El dispensador de papel y otros elementos higiénicos deben ubicarse altos y mas alejados de lo normal de la taza del inodoro para facilitar su uso.
Y tampoco sean tímidos en incorporar todas las barras de apoyo que sean necesarias. Las barras de toallero son habitualmente utilizadas como barras de apoyo, y por seguridad una barra de apoyo suele ser específicamente utilizada como toallero. Una barra en el frente del lavabo será de mucha ayuda a personas débiles y con sobrepeso que tienen dificultades en permanecer de pie mucho tiempo sin apoyo.
Las barras de apoyo suelen obtenerse en varios colores y diversas terminaciones. Una terminación mate ayuda a reducir deslumbramiento, y una suave textura de terminación es menos resbalosa y fácil de tomar, particularmente en la ducha.
Habitualmente en proyectos para discapacitados se colocan puertas de un ancho mínimo de 90 cms, y se prevé un mínimo de 150 cms. de diámetro en las zonas para el giro de las sillas de ruedas. Sin embargo, es preferible 180 a 210 cms de diámetro para el uso de los ancianos obesos. Porque suelen utilizar vehículos eléctricos (por falta de energía para moverse por sí mismos), y habitualmente las sillas de ruedas motorizadas son mas grandes y necesitan dimensiones mayores que los estándar mínimos requeridos por las normas para discapacitados.
Otra vez, debemos ir más allá de las prácticas usuales que dependen de las normas mínimas, ya que esta no es una estrategia eficaz o responsable en el diseño para los adultos mayores.
Otra vez, debemos ir más allá de las prácticas usuales que dependen de las normas mínimas, ya que esta no es una estrategia eficaz o responsable en el diseño para los adultos mayores.
por este motivo considero que la alimentación en los ancianos debe llevarse a cabo mediante profesionales. La atención a personas de la tercera edad mediante especialistas aumenta considerablemente su calidad de vida.
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