En algunos países de Sudamérica se conoce como “caranchos” o “cara-cara” a unas aves de gran tamaño que se alimentan de carroña y animales pequeños o enfermos. |
Hace unos meses se presentó con gran suceso la película argentina “Caranchos” donde se exponía la acción delictuosa de algunos abogados, policías y funcionarios de salud, lucrando con los accidentes de tránsito.
Y, por supuesto, la fragilidad y debilidades de los ancianos no podían escapar a la mirada rapaz de los “caranchos humanos”. La soledad, el abandono y las enfermedades suelen convertir a la tercera edad en un objetivo apto para el saqueo.
Los CARANCHOS, en cambio, dirigen sus garras a los valores importantes: propiedades o fortunas heredables, y utilizan toda clase de recursos. Hay connivencia con funcionarios públicos. El entramado incluye a abogados, escribanos, profesionales de la medicina, miembros del Poder Judicial y personas que por ambición o ignorancia participan en los operativos.
Los casos que incluimos en esta nota no son los únicos, pero son emblemáticos.
CASO 1 – Carlos C., casi ochenta y cuatro años, con lagunas mentales, contaba con la ayuda de una señora para que lo atendiese en su casa de campo. De una manera inexplicable para él, fue conducido a una escribanía donde un conocido psiquiatra certificó su “plena lucidez mental” avalando la escritura donde declaraba vender a su cuidadora el campo donde residía hasta ese momento y haber recibido el pago. Acto seguido, y por la acción cómplice de abogados y miembros del Poder Judicial local fue expulsado de la propiedad que ya no era suya. Murió siete años después, despojado, y sin haber podido recuperar su chacra.
CASO 2 – Santina M., una viuda de ochenta y seis años, vivía en un pequeño pueblo rural, con los recursos que le proveía el alquiler de su campo de 700 hectáreas. Al avanzar su deterioro se trasladó a un geriátrico, donde comenzó a ser acosado por dos mujeres que no la abandonaron durante meses hasta que, en una ambulancia, y durante la noche, fue trasladada a una escribanía donde formalizó la “donación” de su campo a nombre de una, y su casa a la otra. Una trama donde nuevamente participaban abogados y escribanos delincuentes que, posteriormente, “compraron” esas donaciones y las convirtieron en efectivo inmediatamente.
CASO 3 – Adelia B., propietaria de grandes extensiones de campo con miles de cabeza de ganado, enferma de Alzheimer, sorpresivamente “vendió” todos sus bienes a dos sociedades anónimas, despojando a su única hija y heredera universal de sus derechos. La justicia local, sospechosamente, mantuvo sin resolución la causa durante años, un caso que incluso llegó hasta la O. E. A.
Tres casos, que podrían repetirse de a cientos. Los cuidados y prevención al aproximarse a la 3ª edad no deben olvidar la correcta organización de los bienes, mediante testamentos, tutorías o guardas cuidadosamente previstas en actas-poder labradas ante escribanos. Porque toda una vida de trabajo, y la seguridad hacia el futuro pueden esfumarse en minutos, si los deterioros personales son aprovechados por los CARANCHOS que suelen acechar en todas partes.
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